lunes, 2 de mayo de 2016

DOS GRANDES PROBLEMAS.

  Un discípulo, desorientado, acudió a visitar a su guía espiritual y le preguntó:
  -Venerable maestro, ¿Debemos ser ricos o pobres?
El maestro se quedó unos instantes pensativo, para después explicar:
-En esta vida hay dos grandes problemas -sonrió, sin dejar de clavar sus ojos profundos y sinceros en los de su discípulo-. El más importante es, con mucho, la pobreza. Créeme, amigo mío, no hay dificultad mayor. La miseria desola y atormenta. Pero el segundo problema es la riqueza, porque te ves obligado a emplear toda tu energía en conservarla, y así también te atormentas y no dejas de estar obsesionado.
-¿Y qué se puede hacer entonces? -preguntó impaciente e intrigado el discípulo.
El mentor repuso sosegadamente:
-Evitar tanto la una como la otra.

REFLEXIÓN

Nos movemos en dos realidades: la externa y la interna. Hay que armonizar diestramente ambas. No debemos sacrificar una en detrimento de la otra. Del mismo modo que es necesario equilibrar personalidad y esencia, control y descontrol, introversión y extraversión, hay que hallar un equilibrio entre nuestra acción en la realidad exterior y nuestra acción en la interior. La mayoría de las personas sólo se activan en el plano de la realidad exterior y viven de espaldas a su universo interior. Hay que saber distribuir nuestras energías. Con una parte de ellas tratamos de mejorar nuestra calidad de vida externa, y con la otra nos empeñamos en optimizar nuestra calidad de vida interior. Hay que cubrir las necesidades básicas y celebrar lo mejor de la existencia, pero también es preciso cubrir necesidades psicológicas y espirituales, porque de otro modo, y si uno no va liberando las ataduras de su mente, ni siquiera podrá disfrutarse del bienestar material.

RAMIRO A. CALLE.

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