Mientras
los caballos corren por las praderas
y
los barcos piratas se esconden entre hielos
guardando
sus tesoros bajo las noches blancas
oigo
una voz que canta muy cerca de mi pecho
una
canción perdida a orilla de las aguas.
Un
rumor imposible nacido de las hojas
verdes
de los castaños escuchan mis oídos
y
unas manos secaban el sudor de mi frente
con
la bandera blanca de algún barco vencido
por
los barcos piratas anclados en la nieve.
A
través de los mares llevé las cabelleras
de
las vírgenes negras muertas junto a la costa
con
sus labios de fuego cubiertos por la sangre
de
un capitán pirata sepultado en las olas
ardientes
y saladas de mares tropicales.
Dormido
en la cubierta bajo los cielos rasos
a
la luz de la luna que clavaba en mis huesos
una
canción traída por lejanos amores
vi
florecer las aguas de labios y de besos
y
vi cómo una lluvia de pájaros y flores
nos
caía en la frente y humedeció los sueños.
Mientras
que los caballos corren por las praderas
y
están presos los barcos entre mares helados
tienen
su vista fija todos los marineros
sobre
la Cruz del Sur que derramó en mis labios
una
voz que cantaba muy cerca de mi pecho.
(La
sangre en libertad, 1931)
JOSÉ
MARÍA HINOJOSA.
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