jueves, 4 de junio de 2015

UNA FAMILIA INTELECTUAL.


El abuelo de Machado, Antonio Machado y Nuñez, fue un médico muy conocido y apreciado en Sevilla, que ejerció también como catedrático de Ciencias Naturales en varias universidades españolas. Parte de su obra escrita lo sitúa, además, entre los primeros divulgadores en España de las teorías de Darwin y Haeckel, lo que da fe de su inquietud intelectual y de su curiosidad por conocer las últimas corrientes del pensamiento científico. El padre, Antonio Machado Alvarez, es uno de los principales impulsores de los estudios acerca de las tradiciones populares que tanta importancia empezaron a cobrar a partir de aquellos años. En la rama materna de Machado figura don Agustín Duran, gran polígrafo a quien se debe la primera recopilación extensa del romancero español clásico.
A partir de 1875, el ambiente intelectual se enrarece en España. En el ámbito de la enseñanza, la pugna entre neocatólicos conservadores, por una parte, y krausistas y católicos liberales, por otra, se resuelve en una circular ministerial que rehace los programas y, de hecho, anula la libertad de cátedra. Varios catedráticos ilustres abandonan la universidad. Uno de ellos, Francisco Giner de los Ríos, alega.

Que jamás consentirá someter su enseñanza a otro criterio que el de su conciencia (…) no doblegándose a complacencias impropias de quien a consagrado a la verdad su vida.

La destitución y encarcelamiento de Giner acrecienta el clima de protesta y descontento. En 1876 se crea la Institución Libre de Enseñanza, promovida, como sus mismos inspiradores señalan, por varios profesores.

Separados de sus clases a consecuencia de su protesta contra los decretos de la Instrucción Pública de 1875 atentatorios a la libertad de cátedra.

Entre los fundadores de la Institución se encuentran Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío. Muy pronto se adhiere a ellos Antonio Machado y Núñez.
La pedagogía de la Institución se basaba en el fomento de la personalidad individual y hacía hincapié en el conocimiento directo de la naturaleza -de ahí la insistencia en las excursiones o la organización de colonias escolares-, en el respeto absoluto a las ideas, en la ética, en la higiene, en la necesidad de fomentar la investigación, en la creación de becas para ampliar estudios en el extranjero y otros muchos aspectos que en aquellos años se oponían a los mortecinos hábitos docentes oficiales y resultaban extraordinariamente innovadores. Por encima de todo ello, la singularísima personalidad de Giner de los Ríos, su carácter y su espíritu abierto y tolerante merecieron el aprecio y la estima incondicional de muchas personas, directa o sólo indirectamente relacionadas con la Institución. El propio Antonio Machado escribirá, a la muerte de Giner (1915), una bellísima y honda elegía, en la que destaca el amor franciscano del maestro de la naturaleza.

Oh, sí, llevad, amigos,
su cuerpo a la montaña,
a los azules montes
del ancho Aguadarrama.
Allí hay barrancos hondos
de pinos verdes donde el viento canta (…)
Allí el maestro un día
soñaba un nuevo florecer de España.

En 1883, el abuelo de Antonio Machado, obtenida la reposición en su cátedra, es destinado a la Universidad Central. Toda la familia decide entonces trasladarse con él a Madrid. Allí estudiará Antonio Machado el bachillerato, junto con su hermano Manuel. En 1985, año de la muerte de Alfonso XII, se declara una epidemia de cólera que afectó a toda España, y muy especialmente a Andalucía. Al hogar de los Machado llegan continuas noticias de amigos sevillanos que han sucumbido a la enfermedad. El espíritu infantil del futuro poeta debió de verse conmovido por estos luctuosos sucesos.

RICARDO SENABRE SEMPERE.

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