viernes, 13 de noviembre de 2015

LA PERRA PARIDA.

  La perra de que te hablo, Platero, es la de Lobato, el tirador. Tú la conoces bien, porque la hemos encontrado muchas veces por el camino de los Llanos... ¿Te acuerdas? Aquella dorada y blanca, como un poniente anubarrado de mayo...Parió cuatro perritos, y Salud, la lechera, se los llevó a su choza de las Madres, porque se le estaba muriendo un niño, y don Luis le había dicho que le diera caldo de perritos.

Tú sabes bien lo que hay de la casa de Lobato al puente de las Madres, por la pasada de las Tablas...

Platero, dicen que la perra anduvo como loca todo aquel día, entrando y saliendo, asomándose a los caminos, encaramándose en los vallados, oliendo a la gente...

Todavía a la oración la vieron, junto a la casilla del celador, en los Hornos, aullando tristemente sobre unos sacos de carbón contra el ocaso.

Tú sabes bien lo que hay de la calle de Enmedio a la posada de las Tablas... Cuatro veces fue y vino la perra durante la noche, y cada una se trajo a un perrito en la boca, Platero.

Y al amanecer, cuando Lobato abrió su puerta, estaba la perra en el umbral mirando dulcemente a su amo, con todos los perritos agarrados, en torpe temblor, a sus tetillas rosadas y llenas.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.

ALBA RÁPIDA.


¡Pronto, de prisa, mi reino,
que se me escapa, que huye,
que se me va por las fuentes!
¡Qué luces, qué cuchilladas
sobre sus torres enciende!
Los brazos de mi corona,
¡qué ramas al cielo tienden!
¡Qué silencios tumba el alma!
¡Qué puertas cruza la Muerte!
¡Pronto, que el reino se escapa!
¡Qué se derrumban mis sienes!
¡Qué remolino en mis ojos!
¡Qué galopar en mi frente!
¡Qué caballos de blancura
mi sangre en el cielo vierte!
Ya van por el viento, suben,
saltan por la luz, se pierden
sobre las aguas...

                       Ya vuelven
redondos, limpios, desnudos...
¡Qué primavera de nieve!

Sujetadme el cuerpo, ¡pronto!,
¡que se me va!, ¡que se pierde
su reino entre mis caballos!,
¡que lo arrastran!, ¡que lo hieren!,
¡que lo hacen pedazos, vivo,
bajo sus cascos celestes!
¡Pronto, que el reino se acaba!
¡Ya se le tronchan las fuentes!
¡Ay, limpias yeguas del aire!
¡Ay, banderas de mi frente!
¡Qué galopar en mis ojos!

Ligero, el mundo amanece.

(Memoria del olvido, 1940)

EMILIO PRADOS.


HABLEMOS DE UN HOMBRE

I

Ahora que a Dios tú vas,
Papá, todo me sobra.
Yo me pierdo en una sombra
Ahora que ya no estás.
Tú me enseñaste la libertad
de quien triunfa con la verdad
tan cargado de razón
cuando habla el corazón
¨Los hombres pasan,
las obras quedan...¨decías
en una de tus citas
qué inmenso repertorio
de sabio ¨Quijote¨solitario,
escritor, amante de las cartas
que ponen la carne de gallina
dispuesto siempre, a dar una propina.
Trovador de chistes que recitas
la defensa a ultranza de la vida,
lazarillo aventajado a su maestro
ciego me has dejado en desencuentro
cuando estamos a mitad de la partida.
Vagabundo entre las letras.
Dandi de claras palabras.
¿Quién corregirá mis poemas?
¿Quién aliviará mis penas?
Dime de quién aprendo... ¡Padre!

JUAN MARCOS CLIMENT CARBONELL.

EMILIO PRADOS (1899-1962)


   Nació en Málaga el 4 de marzo de 1899. En el colegio fue compañero de Vicente Aleixandre. Comenzó el bachillerato en el Instituto de Málaga, pero debió continuarlo en Madrid por motivos de salud. En 1915 ingresó en la Residencia deEstudiantes, en donde hizo amistad con el filósofo Manuel García Morente, quien lo introdujo en la filosofía de Platón. En 1919 conoció a Federico García Lorca, quien le despertó la afición por la poesía. Junto conAltolaguirre fundó, en 1925, la imprenta Sur y, en 1926, la editorial y revista Litoral (1926-1929). En 1929 sufrió una crisis amorosa e ideológica que le llevó a apartarse de los amigos de generación y a refugiarse en la montaña y en la religión. Por eso no quiso formar parte de la primera Antología de Gerardo Diego (1932) y se negó totalmente a aparecer en la segunda (1934). Al estallar la guerra civil se traladó a Madrid y calaboró activamente con la República. En 1939 marchó a Paris y desde allí a México, en donde falleció en abril de 1962.
   Su obra poética está formada por las siguientes obras: Tiempo (1925), Canciones del farero (1926), Vuelta (1927), El llanto subterráneo (1936), Llanto en la sangre (1937), Destino fiel (1937, Premio Nacional de Literatura), Cancionero menor para los combatientes (1938), Memoria del olvido (1940), Mínima muerte (1944), Jardín cerrado (1946), Dormido en la yerba (1953), Antología (1923-1953) (1954), Río natural (1957), Circuncisión del sueño (1957), La sombra abierta (1961), La piedra escrita (1961), Signos del ser (1962) y Cita sin límites (1961-1962, publicado, en edición póstuma, en 1965 con el título de Últimos poemas).
   Entre 1919 y 1921 compuso un libro de memorias titulado Diario íntimo, que fue publicado en Málaga en 1966.

                        *                    *                  *

domingo, 8 de noviembre de 2015

EL ÉXITO O FRACASO ESTÁN EN TU MENTE.


  El fracaso es una idea, un pensamiento y una imaginación negativa. La persona que ha fracasado lleva en su mente y en todo su ser la angustiosa certidumbre de que ha nacido con ¨mala estrella¨. Siente que todo cuanto haga no servirá para lograr el éxito, porque su vida está llena de la sensación del fracaso. Estas ideas derrotistas comenzaron a formarse desde muchos años antes. Desde cuando le vinieron los primeros fracasos en los estudios, el deporte, la vida social y amorosa, y se extendieron también a su vida profesional o laboral.

A medida que pasaba el tiempo, de tanto pensar en su ¨mala suerte y en su ¨fracaso¨, todos sus pensamientos derrotistas se acumularon en su Subconsciente, el cual es una Fuerza Creativa para el bien o para el mal, y lo hizo cada día más incapaz, más torpe e inútil. Su mente consciente se atrofió totalmente, de tal manera que no producía ideas para solucionar sus diversos problemas.

JOSÉ FARID H.

UNA GRIETA EN EL SILENCIO.


  Ch´idzigyaak y Sa´ se acomodaron para pasar la noche. Como siempre, después de terminar sus tareas cotidianas y cenar, las dos mujeres se sentaron y charlaron junto al fuego. Ahora hablaban del Pueblo con frecuencia. La soledad y el tiempo habían aliviado sus recuerdos más amargos, y el odio y el miedo nacidos de aquella insospechada traición del año anterior parecían atenuados por las muchas noches transcurridas a solas con sus pensamientos. Todo les parecía ahora un sueño lejano. Con el estómago lleno, las mujeres, cómodamente instaladas en su refugio, se sorprendían ahora de cuánto echaban de menos a su gente. Cuando la conversación se agotó, las ancianas permanecieron calladas, sumidas en sus pensamientos.
De repente, el silencio se quebró, y las mujeres oyeron que alguien gritaba sus nombres. Sus miradas se encontraron por encima de la hoguera y comprendieron que no eran imaginaciones suyas. La voz del hombre sonó más fuerte y se identificó. Las mujeres conocían al viejo guía, tal vez pudieran fiarse de él. Pero ¿y los otros? Fue
Ch´idzigyaak quien habló primero:
-Aunque no contestemos, seguro que nos encontrarán.
Sa´se mostró de acuerdo.
-Sí, nos encontrarán. -En su cabeza bullían mil ideas.
-¿Qué vamos a hacer? -gimoteó Ch´idzigyaak, aterrada.
Sa´reflexionó un momento. Luego dijo:
-Debemos decirles que estamos aquí. -Al ver la expresión de pánico en los ojos de su amiga, Sa´continuó inmediatamente en un tono suave y tranquilizador-: Debemos mostrarnos valientes y enfrentarnos a ellos. Pero, amiga mía, hay que estar preparadas para lo peor. -Esperó un momento antes de añadir-: Incluso la muerte.
Sus palabras no consolaron a Ch´idzigyaak, que estaba más asustada que nunca. Las dos permanecieron largo tiempo sentadas, intentando reunir el valor suficiente. Sabían que no podían seguir huyendo. Al fin, Sa´se levantó sin prisas, salió al aire frío de la noche y gritó roncamente:
-¡Estamos aquí!
Daagoo seguía sentado pacientemente, alerta, mientras los jóvenes le miraban con aire incrédulo. ¿Y si eran otra gente? ¿Por qué no podían ser enemigos? Cuando uno de los hombres iba a expresar sus dudas, de las tinieblas surgió la respuesta de Sa´. Una gran sonrisa iluminó el rostro del viejo guía. ¡Lo sabía! Estaban vivas. De inmediato se dirigieron al lugar de donde había llegado el sonido. Las voces de las mujeres parecían cercanas; sin embargo, los hombres tardaron un buen rato en llegar hasta el campamento.
Por fin el grupo llegó a la luz de la hoguera que ardía fuera del refugio. Junto a él estaban las dos ancianas, armadas con unas imponentes lanzas largas y afiladas. Daagoo sonrió, admirado; las viejas parecían dos guerreros en pie de guerra dispuestos a defenderse.
-No os haremos daño -les aseguró.
Las mujeres lo miraron, desafiantes, durante un instante.
-Creo que vienes en son de paz, pero ¿qué hacéis aquí? -empezó Sa´.
El guía tardó en contestar, porque no sabía cómo explicárselo.
-El jefe me envió a buscaros. Imaginaba que estabais vivas y ordenó que os buscáramos.
-¿Por qué? -pregunto Ch´idzigyaak recelosa.
-No lo sé -dijo simplemente Daagoo. En realidad, ni él ni el jefe habían previsto lo que pasaría una vez que estuvieran frente a las dos mujeres, y ahora estaba confundido porque era evidente que las ancianas no se fijaban de ninguno de ellos-. Tendré que volver para comunicarle al jefe que os hemos encontrado -dijo.
Eso era lo que las dos mujeres suponían, así que Sa´preguntó:
-¿Y después qué?
El guía se encogió de hombros.
-No lo sé. Pero ocurra lo que ocurra, el jefe os protegerá.
-¿Cómo hizo la última vez? -preguntó con dureza Ch´idzigyaak.
Daagoo sabía que si quería, él y los otros tres cazadores reducirían sin ningún esfuerzo a las dos mujeres y se apoderarían de sus armas. Pero sentía una admiración creciente por ellas al ver que estaban dispuestas a llegar hasta el final. No eran las mismas que había conocido.
-Os doy mi palabra -dijo sin inmutarse.
Las mujeres se dieron cuenta de la importancia de aquella promesa y permanecieron en silencio largo rato.
Sa´se fijó en lo demacrados y agotados que estaban los hombres. Hasta el guía, que permanecía orgullosamente de pie, parecía desamparado.
-Debéis de estar cansados -dijo en tono desganado-. Entrad. -Y los condujo al interior del refugio amplio y cálido.
Los cuatro hombres entraron en la tienda con cautela, conscientes de que no eran bien recibidos. Las mujeres hicieron un ademán para que se sentaran en torno al fuego, y entonces Sa´hurgó entre las pieles de su lecho, junto a la pared, y extrajo una bolsa de la que sacó un poco de pescado seco para cada uno de ellos. Mientras comían, los hombres miraban a su alrededor. Comprobaron que los lechos de las dos ancianas estaban cubiertos de mantas de pieles de conejo recién confeccionadas. Aquellas mujeres tenían mejor aspecto que todos ellos. ¿Cómo podía ser? Una vez que terminaron con el pescado seco Sa´les sirvió caldo de conejo que bebieron con agradecimiento.
Ch´idzigyaak, desde un rincón, contemplaba con aire torvo a los cazadores, que se sentían incómodos. Con gran asombro por su parte, los hombres pudieron constatar que aquellas dos mujeres no sólo habían sobrevivido, sino que disfrutaban de una salud envidiable, mientras que ellos, los hombres más fuertes del grupo, estaban desfallecidos por el hambre.
Sa´también observaba a los hombres mientras comían. Aunque intentaban comer poco a poco, a la luz se podía apreciar la delgadez de sus rostros y se convenció de que no se habían estado alimentando debidamente. Ch´idzigyaak también se percató de ello, pero su corazón estaba lleno de resentimiento por aquella inesperada intrusión y no sentía ni la más mínima lástima. Cuando los hombres terminaron su comida, Daagoo miró a las mujeres a la espera de que dijeran algo. Durante un rato nadie rompió el silencio. Por fin Daagoo dijo:
-El jefe creyó que sobreviviríais, por eso envió a buscaros.
Ch´idzigyaak soltó un gruñido de cólera, y cuando los hombres se giraron hacia ella, los miró con desprecio y apartó la vista. No podía creer que aquella gente tuviera el valor de buscarlas. En opinión de Sa´, estaba claro que no venían a nada bueno. Estiró la mano y dio unos suaves golpes en la de su amiga para tranquilizarla; luego se volvió a los hombres y dijo simplemente:
-Sí, hemos sobrevivido.
Daagoo no pudo reprimir una sonrisa divertida ante la cólera de Ch´idzigyaak. Sin embargo, Sa´no parecía albergar tanta desconfianza, así que evitó la mirada iracunda de Ch´idzigyaak y se dirigió a Sa´.
-Estamos hambrientos y cada vez hace más frío. Una vez más no tenemos suficientes provisiones; la situación es la misma que cuando os abandonamos. Pero cuando el jefe se entere de que estáis bien, os pedirá que volváis con el grupo. El jefe y la mayoría del Pueblo piensan igual que yo. Lamentamos lo que hicimos con vosotras.
La mujeres permanecieron en silencio durante un largo rato. Por fin Sa´dijo:
-¿Para que nos volváis a abandonar cuando más os necesitemos?
Daagoo tardó unos minutos en responder. Hubiera preferido que estuviera allí el jefe para hacerlo; porque éste tenía más experiencia, y sabría cómo responder a ese tipo de preguntas.
-No puedo aseguraros que no ocurra de nuevo. En los malos tiempos, algunos son peores que los lobos, y otros se vuelven cobardes y débiles, como me pasó a mí cuando os dejamos. -La voz de Daagoo se llenó de emoción al pronunciar las últimas palabras, pero se rehízo y continuó-: Una cosa sí os puedo decir. Si vuelve a ocurrir, os protegeré aún a costa de mi vida, si es necesario. -Al decir aquello, Daagoo comprendió que gracias a aquellas dos mujeres, a las que antes había creído indefensas y débiles, él mismo había recuperado esa fuerza interior que lo había abandonado el invierno anterior. Ahora, por alguna razón desconocida sabía que jamás se volvería a sentir viejo y débil. ¡Jamás!
Los jóvenes escuchaban en silencio la conversación que tenía lugar entre sus mayores. Uno de ellos dijo con el tono apasionado de la juventud:
-Yo también os protegeré si alguien intenta haceros daño. -Todos le miraron sorprendidos. Pero luego sus compañeros también juraron proteger a las dos mujeres, porque habían sido testigos de una milagrosa supervivencia que había hecho nacer en ellos un sólido sentimiento de respeto hacia sus mayores. Las mujeres sintieron que sus corazones se ablandaban con aquellas palabras, aunque su recelo no había desaparecido. Creían a aquellos hombres, pero no estaban muy seguras con respecto a los otros.
Las dos ancianas se retiraron para poder hablar en privado.
-¿Podemos fiarnos de ellos? -preguntó Ch´idzigyaak.
Sa´esperó un momento antes de contestar, pero luego asintió.
-¿Y de los otros? ¿Y si encuentran nuestras provisiones? ¿Es que crees que podrán contenerse cuando vean nuestra comida? Mira lo hambrientos que están. El año pasado no tuvieron ningún miramiento y ahora estás dispuesta a ponerte a su disposición. Amiga mía, me temo que nos quitarán lo que tenemos, nos guste o no -dijo Ch´idzigyaak.
Sa´ya lo había pensado, pero la cosa no le preocupaba, así que respondió:
-Debemos recordar que sufren. Sí, nos condenaron sin contemplaciones, pero les hemos demostrado que estaban equivocados. Si vuelven a hacerlo, ya sabemos que podemos sobrevivir. Lo hemos comprobado por nosotras mismas. Ahora debemos dejar de lado nuestro orgullo y recordar que sufren. Si no lo hacemos por los adultos, hagámoslo por los niños. ¿Te has olvidado de tu nieto?
Ch´idzigyaak sabía que, como siempre, su amiga tenía razón. No, no podía ser tan egoísta como para dejar morir de hambre a su nieto cuando ella tenía toda aquella comida. Los hombres esperaron pacientemente mientras las dos mujeres susurraban entre sí.
Sa´no había dejado de hablar, porque sabía que Ch´idzigyaak todavía tenía miedo de lo que estaba ocurriendo y necesitaba coraje para enfrentarse al futuro.
-No saben hasta qué punto hemos resuelto nuestra situación -dijo-. Pero mañana, a la luz del día, lo verán, y así sabremos si cumplen lo que dicen. Pero recuerda, amiga mía, si vuelven a abandonarnos, sobreviviremos, y si sus palabras son sinceras nuestro recuerdo perdurará en sus memorias y les infundirá valor en los momentos difíciles.
Ch´idzigyaak asintió. Por un momento, al fijar la mirada en aquellos miembros del grupo, sintió renacer los viejos temores y su renovada fuerza se desvaneció. Miró a su amiga con gran ternura. Sa´siempre tenía las palabras justas.
En el refugio, aquella noche, las dos mujeres y el guía intercambiaron historias, mientras los jóvenes escuchaban en silencio atento y respetuoso. El viejo les contó lo que había ocurrido después de que las abandonaran. Habló de los que habían muerto. La mayor parte de ellos eran niños. Los ojos de las ancianas se llenaron de lágrimas al escucharle, porque habían querido a algunas de aquellas personas, y los niños se contaban entre sus preferidos. Las mujeres no podían soportar pensar en lo mucho que los niños debieron sufrir antes de morir, tan pequeños y de una forma tan cruel.
Después de que Daagoo terminara su relato, Sa´le contó cómo habían sobrevivido. Los hombres las escucharon con una mezcla de emociones dispares. Su historia resultaba increíble, pero su presencia era una prueba irrefutable de su veracidad. Sa´no se dejó turbar por la expresión de temor reverente que había en los rostros de los hombres. Siguió contado su historia y recordando el año lleno de acontecimientos que ella y su amiga habían vivido juntas. Cuando terminó su relato hablándoles de sus reservas de comida, los ojos de los visitantes se iluminaron.
-Cuando escuchamos la primera vez tu voz, supimos que podíamos fiarnos de ti. También supimos que ya que eras capaz de encontrarnos en la noche, tardarías muy poco en hallar nuestra comida. Por eso te lo cuento. Sabemos que no vas a hacernos daño dijo Sa´a Daagoo sin rodeos-. Pero ¿y los demás? Si han sido capaces de abandonarnos, no tendrán ningún escrúpulo en robarnos. Decidirán una vez más que somos débiles y viejas y que no necesitamos nuestras provisiones. No les echo la culpa ahora de lo que nos hicieron, porque mi amiga y yo sabemos lo que el hambre puede cambiar a una persona. Pero hemos trabajado mucho para juntar lo que tenemos y aunque sabíamos que nos sobraría comida durante el invierno, seguimos almacenando provisiones. A lo mejor, en el fondo, esperábamos que esto ocurriera. Sa´hizo una pausa para escoger cuidadosamente sus palabras. Luego añadió-: Lo compartiremos con los demás pero no deben volverse codiciosos e intentar robarnos nuestra comida, porque lucharemos hasta la muerte por lo nuestro.
Los hombres permanecieron sentados en silencio, escuchando como Sa´ exponía sus condiciones con voz fuerte y apasionada.
-Os quedaréis en el antiguo campamento. No queremos ver a nadie más que a ti -Sa´ se inclinó hacia Daagoo- y al jefe. Os daremos comida y esperamos que el Pueblo coma con moderación en previsión de los malos tiempos que están por venir. Es todo lo que podemos hacer por vosotros.
El guía asintió y dijo con voz serena:
-Haré llegar este mensaje al jefe.
Una vez dicho todo lo que tenían que decir, las ancianas invitaron a los hombres a dormir en un lado del refugio. Por primera vez en mucho tiempo se sintieron tranquilas. Durante aquellos largos meses habían temido por su futuro, pero aquella noche se desvanecieron las pesadillas de lobos y otras alimañas y durmieron plácidamente. Ya no estaban solas.

VELMA WALLIS.

EDUCACIÓN.



  Correteando por la calle, un pequeño rapaz, al dar la vuelta a una esquina, chocó inesperadamente con un hombre. ¨ ¡Santo cielo!¨, dijo el hombre, ¨¿adónde vas con tanta prisa?¨

¨A casa¨, respondió el muchacho. ¨Llevo prisa, porque mi madre me va a sacudir.¨

¨¿Y tantas ganas tienes de que te sacudan que vas corriendo de esa manera?¨, le preguntó asombrado el otro.

¨No. Pero, si mi padre llega a casa antes que yo, será él quien me atice.¨

Los niños son como espejos;
en presencia del amor,
es amor lo que reflejan;
cuando el amor está ausente,
no tienen nada que reflejar.

ANTHONY DE MELLO.

LAS TRES VIEJAS.


  Súbete aquí, en el vallado, Platero. Anda, vamos a dejar que pasen esas pobres viejas...
Deben venir de la playa o de los montes. Mira. Una es ciega y las otras dos la traen por los brazos. Vendrán a ver a don Luis, el médico, o al hospital... Mira qué despacito andan, qué cuido, qué mesura pone las dos que ven en su acción. Parece que las tres temen a la misma muerte. ¿Ves cómo adelantan las manos cual para detener el aire mismo, apartando peligros imaginarios, con mimo absurdo, hasta las más leves ramitas en flor, Platero?

Que te caes, hombre... Oye qué lamentables palabras van diciendo. Son gitanas. Mira sus trajes pintorescos, de lunares y volantes. ¿Ves? Van a cuerpo, no caída, a pesar de la edad, su esbeltez. Renegridas, sudorosas, sucias, perdidas en el polvo con sol de mediodía, aún una flaca hermosura recia las acompaña, como un recuerdo seco y duro...
Míralas a las tres, Platero. ¡Con qué confianza llevan la vejez a la vida, penetradas por la primavera esta que hace florecer de amarillo el cardo en la vibrante dulzura de su hervoroso sol!

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.

DE NORTE A SUR.


Mientras los caballos corren por las praderas
y los barcos piratas se esconden entre hielos
guardando sus tesoros bajo las noches blancas
oigo una voz que canta muy cerca de mi pecho
una canción perdida a orilla de las aguas.


Un rumor imposible nacido de las hojas
verdes de los castaños escuchan mis oídos
y unas manos secaban el sudor de mi frente
con la bandera blanca de algún barco vencido
por los barcos piratas anclados en la nieve.


A través de los mares llevé las cabelleras
de las vírgenes negras muertas junto a la costa
con sus labios de fuego cubiertos por la sangre
de un capitán pirata sepultado en las olas
ardientes y saladas de mares tropicales.


Dormido en la cubierta bajo los cielos rasos
a la luz de la luna que clavaba en mis huesos
una canción traída por lejanos amores
vi florecer las aguas de labios y de besos
y vi cómo una lluvia de pájaros y flores
nos caía en la frente y humedeció los sueños.


Mientras que los caballos corren por las praderas
y están presos los barcos entre mares helados
tienen su vista fija todos los marineros
sobre la Cruz del Sur que derramó en mis labios
una voz que cantaba muy cerca de mi pecho.
(La sangre en libertad, 1931)

JOSÉ MARÍA HINOJOSA.

sábado, 7 de noviembre de 2015

LA SOLICITUD DEL MONARCA.

     El monarca le pidió a un buen número de sabios que le realizaran una obra fabulosa y sin precedentes sobre la historia del ser humano.
 Pasados muchos años, los sabios se presentaron ante él con un centenar de gruesos volúmenes y le dijeron:
 -Aquí hemos incluido la historia del ser humano.
  El monarca hizo un gesto de desencanto y dijo:
   -No me queda vida para leer tal número de volúmenes. Tenéis que condensar este conocimiento.
 Pasaron tres años más y los sabios presentaron diez volúmenes ante el monarca, que dijo:
 -No, no tengo tiempo de leer tantos volúmenes. Por favor, esforzaos más y sintetizad.
   Pasados dos años, regresaron los sabios con cinco volúmenes.
    -Yano me queda casi tiempo -se condolió el rey. La vida pasa y lleváis muchos años tratando de hacer esa obra que se refiere a la historia del hombre. No tengo tiempo. Esforzaos por sintetizar más. Si no os dais prisa, moriré antes de ver acabada esa obra.
   Entonces un desconocido se adelantó y dijo:
 -Señor, perdonad mi intromisión. Soy un yogui y os puedo resumir, como deseáis, en pocas palabras la historia del ser humano.
   El rey le miró sorprendido y dijo:
 -Si de verdad podéis hacedlo. ¿Cuánto tardaréis en escribir la obra?
   -No necesito escribirla, señor. La tengo bien presente en mi cabeza.
   -Habla, pues, desconocido.
   Y el yogui dijo:
  -Majestad, la historia del hombre es que nace, vive entre el placer y el sufrimiento, y muere.
   Minutos después de escuchar esas palabras, el monarca complacido por el resumen, murió.

REFLEXIÓN

     En mi relato espiritual El Faquir, el maestro que vierte sus enseñanzas en esas páginas nos dice que la vida es como un alambre y que hay que aprender a caminar por él como un buen funámbulo lo hace por el alambre de su prueba de equilibrismo: con atención, esfuerzo bien encauzado, sosiego, ecuanimidad, confianza en uno mismo, sentido de cada momento del aquí y el ahora, elegancia, fluidez y una comedida intrepidez. La vida  es un alambre que se extiende del nacimiento a la muerte, y en su recorrido encontramos placer y dolor, alegría y sufrimiento y, finalmente, la muerte inexorable, que forma parte de la vida y cuyo recordatorio debe servirnos no para abrumarnos, angustiarnos o deprimirnos, sino para aprovechar la vida elevando el dintel de la conciencia y relacionándonos mejor con nosotros y con los demás. Hay muchos eventos, menores o mayores, en la vida de una persona, pero de hecho se nace, se vive ( entre fortuna o infortunio, contento y pesadumbre)  y se muere. Pero se puede pensar por el "alambre" con compasión, conciencia clara y corazón tierno, cuidado de sí y de los demás, o se puede cruzar por él de manera mecánica, sin equilibrio ni sosiego, convirtiendo la vida en una mala copia de que debería ser. Hay que aprender a encarar el placer y el sufrimiento con esa ecuanimidad que nace de la viskión clara  y la comprensión profunda, sin dejar de ser uno mismo, tratando de permanecer en el propio centro y sin dejarse alienar. La ecuanimidad nos ayuda a mantener el ánimo estable a pesar de las vicisitudes existenciales y nos enseña a reequilibrar cada vez que tendemos a desarmonizarnos dejándonos llevar por estados extremos de ánimo. Como se vive entre el placer y el sufrimiento, tratemos de procurarles dicha a los demás y evitarles el dolor. Existen tres clases de sufrimiento: el inevitable y que alcanza a todos los seres, el que la mente ofuscada o perversa provoca en otras criaturas y el que nos hacemos inútilmente a nosotros mismos. El sufrimiento inevitable hay que aceptarlo conscientemente, pero el que engendramos a los demás y a nosotros innecesariamente hay que ir evitándolo mediante el esfuerzo, la transformación interior y el mejoramiento de la mente. En ese escenario de luces y de sombras que es la vida, hay que aprender, a pesar del placer y del dolor, a mantener el sosiego. Son hermosas e inspiradoras las palabras del Yoga Vasistha que dice: "A aquel que contempla en calma el transcurso del mundo tal como se desarrolló o se presenta ante él y permanece sonriente pese a las vicisitudes, se le llama yogui imperturbable".

RAMIRO A. CALLE.

    

  

  

  

EL PODER DE LOS SUEÑOS.

  ACRÓBATA:
  Es símbolo de buena salud; pero, si sus acrobacias fracasan, presagia pérdida de dinero y perjuicios. En cambio, si eres tú quien practica las acrobacias, triunfarás en un asunto o negocio que te parecía aventurado.

  ACTIVIDAD:
  Soñar que somos unas personas muy activas y que estamos implicados en muchas cosas indica, si se asocia con un sentimiento agradable, que nos encontramos en una magnífica etapa de creatividad, que debemos aprovechar al máximo. Has de hacer caso a las nuevas ideas que se te ocurran y ponerlas en práctica, ya que serán un éxito.

NORMA O´CONNOR.

APRENDÍ A DOMINARME A MÍ MISMO.


  De mis malestares le echaba la culpa a mis familiares porque decía que no me comprendían. También culpaba a otros de mi mala situación y nunca a mí mismo. Cuando comencé a leer que cada persona es responsable de su buena o su mala suerte, y que cada quien es el dueño de su propio destino, no quería creerlo. Pero a medida que leía me convencía que así es en realidad. Comprendí que yo no era tan positivo que digamos, ya que tenía muchos aspectos negativos que influían en lo que me pasaba. A veces tenía algún éxito, pero más tarde me enfrentaba a serios problemas económicos. Y entonces me deprimía demasiado, y toda mi familia vivía en tensiones por este motivo.

Aprendí a través de la lectura a confiar en Dios y en mí mismo. Comencé a utilizar el poder de la fe, a desarrollar la voluntad, a ejercitar mi mente en la visualización positiva. Lograba con eso energía interior, que usted denomina muy acertadamente la ¨Energía Psicocósmica¨. Los frutos han sido excelentes. Primeramente en mi propia existencia, ya que aprendí a enfrentar las dificultades con calma, serenidad y dominio propio. Pude entonces influir en mis familiares: Mi esposa, hijos y mis padres que viven con nosotros. Entre todos, muchas veces había choques y discusiones. Actualmente vivimos con más tranquilidad. Todos en casa están leyendo los libros referidos y sus artículos periodísticos. Con todo lo cual nos beneficiamos.

JOSÉ FARID H.

viernes, 6 de noviembre de 2015

EL SELLO.

  Aquél tenía la forma de un reloj, Platero. Se abría la cajita de plata y aparecía, apretado contra el paño de tinta morada, como un pájaro en su nido. ¡Qué ilusión cuando, después de oprimirlo un momento contra la palma blanca, fina y malva de mi mano, aparecía en ella la estampilla:

FRANCISCO RUÍZ, Moguer.

¡Cuánto soñé yo con aquel sello de mi amigo del colegio de don Carlos! Con una imprentilla que me encontré arriba, en el escritorio viejo de mi casa, intenté formar uno con mi nombre. Pero no quedaba bien, y, sobre todo, era difícil la impresión. No era como el otro, que con tal facilidad dejaba, aquí y allá, en un libro, en la pared, en la carne, su letrero:

FRANCISCO RUÍZ, MOGUER,

Un día vino a mi casa, con Arias, el platero de Sevilla, un viajante de escritorio. ¡Qué embeleso de reglas, de compases, de tintas de colores, de sellos! Los había de todas las formas y tamaños. Yo rompí mi alcancía, y con un duro que me encontré, encargué un sello con mi nombre y pueblo. ¡Qué larga semana aquella! ¡Qué latirme el corazón cuando llegaba el coche del correo! ¡Qué sudor triste cuando se alejaban, en la lluvia, los pasos del cartero! Al fin, una noche, me lo trajo. Era un breve aparato complicado, con lápiz, pluma, iniciales para lacre... ¡qué sé yo! Y dando un resorte, aparecía la estampilla, nuevecita, flamante.

¿Quedó algo por sellar en mi casa? ¿Qué no era mío?

Si otro me pedía el sello - ¡cuidado, que se va a gastar!-, ¡qué angustia! Al día siguiente, ¡con qué prisa alegre llevé al colegio todo!; libros, blusa, sombrero, botas, manos, con el letrero:

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ,
Moguer.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.

COMO SOLUCIONÉ UN PROBLEMA LABORAL.


  Cuando mis mensajes encuentran receptividad en algunas personas, me siento más que satisfecho, muy feliz, tal como fue el caso de Ángel, juntamente con sus compañeros y patronos. Mis orientaciones, ciertamente han sido inspiradas para que contribuyan a la paz, la armonía, el progreso y las buenas relaciones entre los humanos. Gracias a Dios, día tras día están produciendo maravillosos frutos. Felicito a mi amigo Ángel, a sus compañeros y a la empresa donde trabaja. A continuación el texto de su carta, que es como sigue.

¨Muy apreciado Maestro: Desde que lo visité a usted hace tres años he sentido una benéfica influencia en mi vida. Recuerdo que en esa ocasión tuve la oportunidad de escuchar sus consejos y recibir tres maravillosos libros. Todo lo cual ha sido como una bendición para mí, mis familiares y algunas amistades. El año pasado nuevamente le hice otra visita y otra vez recibí bastante ayuda metafísica, pues sus consejos tienen poder. Todos los días leo sus columnas en el periódico de la localidad, donde encuentro un estímulo y cuando salgo para el trabajo llevo en mi mente sus orientaciones.

JOSÉ FARID H.

jueves, 5 de noviembre de 2015

LA LIBERTAD COMIENZA.

  Cuando te das cuenta de que no eres la entidad posesora, el pensador. Saberlo te permite examinar la entidad. En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior.

Entonces empiezas a darte cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento sólo es una pequeña parte de esa inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna- surge de más allá de la mente.
Empiezas a despertar.

LIBÉRATE DE TU MENTE

La buena nueva es que puedes liberarte de tu mente, que es la única verdadera liberación. Y puedes dar el primer paso ahora mismo.

ECKHART TOLLE.

EL PODER DE LOS SUEÑOS.

  ADIVINANZA:
Tener que resolver una adivinanza en sueños suele presagiar molestias y dificultades, aunque de poca gravedad.

ADIVINAR:
Cuando la persona que ejerce la adivinación es aquella que sueña, quiere decir que en ciertas circunstancias va a ser muy útil a los que la rodean, por lo que van a salir muy favorecidos con su amistad. En el terreno amoroso gozaremos de una época de grandes satisfacciones.

NORMA O´CONNOR.

OTRA VEZ,

Finales de mayo
y ayer hacía calor
rugía más el río
¿será por intuición?
Otra vez, de nuevo el frío
Cambiando la estación.
Tenía que volver hoy
¡Maldito viento del norte!,
que hace tiritar el monte
dejando mi hyerto helado
angustioso en su dolor...
sopla el aire su silbido
constante, inquietante... turbador
enmudece al pueblo resignado,
¿Se perderá la cosecha?
¡Contéstame labrador!
No te apures me responde
en la sierra el frío acecha
se ha perdido la cosecha,
ya está uno acostumbrado
apostando a perdedor.
La madre naturaleza
Con su espléndida belleza
Nos la ha vuelto a jugar.
Tranquilo, que la próxima primavera
Amigo... lo volvemos a intentar.

Salinas del Manzano, Cuenca.
Para Antonino y César, dos cómplices del huerto.
26 de mayo de 2003.

JUAN MARCOS CLIMENT CARBONELL. 

miércoles, 4 de noviembre de 2015

AMOR DE MADRE,


I

           Antes de que el poeta alce su canto
a un santo amor a quien le debe tanto,
dejad que el hijo, que lo santo siente,
comience haciendo, con respeto santo,
la señal de la cruz sobre su frente.
Siempre la sello con el signo eterno
cuando al borde mi inclino
del mar inmenso del amor divino
o del torrente del amor materno.
La cuerda del laúd, ruda y bravía,
que los canta con mísera armonía,
debiera ser al llamamiento muda,
porque la mano que la pulsa es mía,
porque la cuerda que responde es ruda,
y el salmo santo de las cosas santas
debe bajar de alturas celestiales
con letra de seráficas gargantas
y acentos de laúdes edeniales.
Por eso, cuando canto,
con pálido decir y acento obscuro,
el amor de aquel Dios, tres veces santo,
o el de aquella mujer tres veces puro...
cuando hallar he creído
con mi canción el amoroso emblema
y la recito de esperanza henchido,
me desgarran el alma y el oído
las míseras estrofas del poema;
rompo el laúd, que acompañó mi canto,
y digo con la voz de la amargura:
¡Señor a quien soñé: Tú eres más santo!
¡Mujer de quien nací: Tú eres más pura!

JOSÉ Mª GABRIEL Y GALÁN.

EDUCACIÓN.



  A la edad de sesenta y un años, el Maestro Soyen Shaku abandonó este mundo, pero no sin antes haber realizado una gigantesca obra; dejó a la posteridad un cúmulo de enseñanzas más variadas y sublimes que la mayoría de los maestros Zen. Se decía que sus discípulos solían caer rendidos por el sueño después del almuerzo, agotados del cansancio propio del verano. Y aún cuando él nunca malgastaba un minuto, jamás dijo una palabra acerca de esta debilidad de sus discípulos.

Cuando sólo tenía doce años, ya estudiaba los principios filosóficos de la escuela Tendai. Un día de verano, el calor era tan agobiante que el pequeño Soyen, al ver que su Maestro estaba ausente, se tendió y se quedó dormido durante tres horas, al cabo de las cuales despertó sobresaltado cuando oyó entrar al Maestro; pero no pudo impedir que éste le sorprendiera tendido en el suelo.

¨Te ruego, por favor, que me perdones¨, le susurró el Maestro mientras pasaba con todo cuidado por encima del cuerpo de Soyen, como si se tratara de un distinguido huésped. Desde entonces. Soyen nunca volvió a dormirse durante el día.

ANTHONY DE MELLO.

martes, 3 de noviembre de 2015

EL SECRETO DE LEONARDO DA VINCI.

LII
  Ya sea por el cambio horario o porque la inquietud se le ha instalado en el consciente y en el subconsciente, el caso es que no ha podido dejar de pensar en ello. A las cuatro de la madrugada ya está levantado, con el ordenador conectado indagando en varias bases de datos especializadas, bajando constantemente archivos después de repasarlos. En la noche busca algo de luz en las biografías de Lucrecia Borgia y Leonardo Da Vinci.
¨Lucrecia Borgia, 18 de abril de 1480 – 24 de junio de 1519¨.
El primer dato, aunque sin importancia para lo que está investigando, ya sobresalta un poco a Umberto; Leonardo Da Vinci había muerto solo unos días antes que ella, concretamente el 2 de mayo.
¨...fue la hija de Rodrigo Borgia, que más tarde se convertiría en el Papa Alejandro VI, y de Vannozza Cattanci. Uno de sus hermanos fue el notario déspota César Borgia¨.
Se siente extraño. Umberto cumple en sus viajes un planning preparado previamente, este recoge todo lo que deben ver, está más seguro así. Pero el comentario del pequeño Di Rossi ha roto lo que tiene asimilado que va a llevar a cabo en este viaje. Le parece increíble que una simple cuestión, además de improbable, más difícil aún de verificar, le esté trastornando hasta el punto de sentirse nervioso a estas horas de la madrugada en la habitación del hotel en Frankfur. Sabe que va a pasar por momentos decisivos en las próximas fechas. Ha asumido esa obligación con una naturalidad sorprendente. Hasta hacía no mucho era una persona incapaz para afrontar cuestiones decisivas en la vida. Solo aguantaba como podía lo que le llegaba, pero ¿tomar iniciativas determinadas? Nunca. La vida había decidido cuándo llamar a su puerta sin pedirle permiso ni preguntarle si estaba preparado para lo que le enviaba. Así fue siempre hasta que apareció Violeta. Después se fortaleció poco a poco, los miedos fueron desapareciendo. Finalmente, la muerte de Violeta y el apoyo que tuvo que dar a Paolo ahogando sus propios sentimientos lo convirtieron en un hombre más duro. Ahora solo tenía que vivir de acuerdo consigo mismo en compañía de su hijo. Cada uno tenía sus obligaciones diarias, no era la relación que él tuvo con su madre, de dependencia, sobre todo psicológica. Ni así consiguió escapar de su pasado. Y después de todo lo vivido, un comentario de su hijo ante un cuadro lo desborda. Está sorprendido, a estas alturas de la vida se creía con menos dudas.
¨¿O es que llegado el momento tiene que aparecer y es eso lo que me desestabiliza ahora?¨.
Vuelve a la premisa que le ha puesto delante el pequeño Di Rossi, y que ni remotamente se le habría ocurrido a él: ¨La Gioconda es Lucrecia Borgia¨.
Por más vueltas que le da a sus conocimientos y a los datos que obtiene a través de Internet, no encuentra un solo dato que desbarate esa afirmación. Cualquier otra persona diría lo contrario que no existe ningún dato que corrobore lo que Paolo dice, pero claro, esa persona no conoce el ojo que tiene su hijo, nunca falla.
Tenía en la memoria la ratificación por parte de un grupo de académicos alemanes de la Universidad de Heidelberg de que la Gioconda era quien siempre se pensó: Lisa Gherardini, la esposa del mercader Francesco del Giocondo, pues aseguraban que Agostino Vespucci, trabajador del Ayuntamiento de Florencia y contemporáneo de los protagonistas, lo dejó anotado en el margen de un libro en octubre de 1503: ¨Todas las dudas han quedado aclaradas¨, declararon aquellos expertos, y contra eso, la aparición subjetiva de un niño quedaba en una sonrisa..., en el mejor de los casos.
La lámpara encendida da una luz tenue, amarilla. Paolo duerme. Relee a Giorgio Vasari, el hombre que puso el nombre de Renacimiento a toda aquella explosión efervescente que apareció en Italia entre guerras, tumultos, enfrentamientos y traiciones.
Vasari se dio cuenta de la importancia del momento histórico que estaba viviendo y, a pesar de ser un gran pintor, arquitecto el Palacio de los Uffizi en Florencia y el pasaje elevado sobre el Puente Vecchino que conecta con el Palacio Pitti son creación suya, además de tener una gran fortuna, se dedicó a escribir sobre la vida de los más importantes arquitectos, pintores y escultores italianos. Visitó y se reunió con Miguel Ángel, Rafael y otros muchos. Vio algunas obras de estos genios cuando estaban en ejecución. Escribió sobre ellas, incluyó anécdotas e historias curiosas, se dio cuenta de que se estaba produciendo una ruptura con el pasado, que habría un antes y un después de todo aquello... Pero a la hora de los datos..., no era del todo exacto, y eso era lo que necesitaba Umberto en esto momentos; datos, datos lo más exactos posibles.
Ha creado dos carpetas para guardar los archivos que se baja a través de la red, una para Lucrecia y otra para Leonardo. Un trabajo arduo simplificando al máximo, estructurando la biografía de los dos por fechas. Cree que las tiene completas, abre las dos a la vez, las pone en paralelo. Busca mes a mes, año a año. Coteja los movimientos de cada uno en el tiempo, busca una coincidencia en ambos.
Amanece un nuevo día, frío y gris, mientras Umberto piensa solo en una cosa.
¨¿Dónde, dónde os pudisteis encontrar?¨.

ANTONIO BUSTOS BAENA.