martes, 16 de septiembre de 2014

EL CIRCO.


  Qué mejor parte de la vida de un buen hombre que

sus pequeños, anónimos y olvidados actos de bondad

y de amor.

William Wordsworth.

  
Una vez, siendo yo adolescente, mi padre y yo hacíamos cola para comprar entradas para el circo. Por fin, sólo quedaba una familia entre nosotros y la taquilla. Esa familia me causó una gran impresión. Había ocho niños, probablemente todos menores de 12 años. Se diría que no tenían mucho dinero. Sus ropas no eran caras, pero iban aseados. Los niños eran formalitos, todos ellos guardaban cola por parejas detrás de sus padres, cogidos de la mano. Charlaban con entusiasmo sobre los payasos, los elefantes y las demás atracciones que iban a ver esa noche. Era de suponer que no habían ido nunca al circo. Prometía ser un momento culminante en sus jóvenes vidas.

  El padre y la madre encabezaban la comitiva, asumiendo su porte más distinguido. La madre tomaba la mano de su marido, mirándole como diciendo: " Tú eres mi caballero con reluciente armadura ". Él sonreía satisfecho, mirándola como respondiendo: " Tú lo has dicho ".

  La taquillera preguntó al padre cuántas entradas quería. Él contestó orgullosamente:
  -Por favor, déme ocho entradas infantiles y dos de adulto para llevar a mi familia al circo.
  La taquillera anunció el precio.
  La esposa del hombre le soltó la mano y bajó la cabeza. El labio del hombre empezó a temblar. Él padre se acercó un poco más y preguntó:
  -¿ Cuánto ha dicho ?
  La taquillera repitió el precio.
  El hombre no llevaba suficiente dinero.
  ¿ Cómo podía volverse y decir a sus ocho hijos que no tenía suficiente dinero para llevarles al circo?
  Al ver lo que sucedía, mi padre se metió la mano en el bolsillo, sacó un billete de 20 dólares y lo dejó caer al suelo. ( No éramos ricos ni mucho menos.) Mi padre se agachó, recogió el billete, dio unos golpecitos al hombre en el hombro y dijo:
  -Disculpe, señor, se le ha caído esto del bolsillo.
  El hombre comprendió lo que estaba ocurriendo. No pedía ninguna limosna, pero sin duda agradecía la ayuda en una situación desesperada, desgarradora y violenta. Miró a mi padre directamente a los ojos, le tomó la mano entre las suyas,apretó con fuerza el billete de 20 dólares y, con labios temblorosos y una lágrima bajando por su mejilla, replicó:
  -Gracias, muchas gracias, señor. Esto significa mucho para mí y para mi familia.
  Mi padre y yo volvimos al coche y regresamos a casa. Esa noche no fuimos al circo, pero no lo lamentamos.

Dan Clark.
  

DEL AMOR.

  
La vida es una canción: cántala.

La vida es un juego: juégalo.

La vida es un reto: afróntalo.

La vida es un sueño; realízalo.

La vida es un sacrificio; ofrécelo.

La vida es amor; disfrútalo.

Sai Baba.

SOLEDADES (1899 - 1907 )


I

EL VIAJERO

  Está en la sala familiar, sombría,
y entre nosotros, el querido hermano
que en el sueño infantil de un claro día
vimos partir hacia un país lejano.
  Hoy tiene ya las sienes plateadas,
un gris mechón sobre la angosta frente:
y la fria inquietud de sus miradas
revela un alma casi toda ausente.
  Deshójandose las copas otoñales
del parque mustio y viejo.
La tarde, tras los húmedos cristales,
se pinta, y en el fondo del espejo.
 El rostro del hermano se ilumina
suavemente. ¿ Floridos desengaños
dorados por la tarde que declina ?
Ansias de vida nueva en nuevos años ?
  ¿ Lamentará la juventud perdida ?
Lejos quedó - la pobre loba - muerta.
  ¿ La blanca juventud nunca vivida
teme, que ha de cantar ante su puerta ?
  ¿ Sonríe al sol de oro
de la tierra de un sueño no encontrada:
y ve su nave hender el mar sonoro,
de viento y luz la blanca vela hinchada ?
  El ha visto las hojas otoñales,
amarillas, rodar, las olorosas
ramas del eucalipto, los rosales
que enseñan otra vez sus blancas rosas...
  Y este dolor que añora o desconfía
el temblor de una lágrima reprime,
  Serio retrato en la pared clarea
todavía. Nosotros divagasmos.
En la tristeza del hogar golpea
el tictac del reloj. Todos callamos.


Antonio Machado.

¿ CÓMO ME SIENTO ?


  Para  evitar una posible confusión aclaremos que en este capítulo no vamos a hablar de sentimientos, sino de la manera, correcta o incorrecta, en la que tomamos asiento. Conviene establecer, antes que nada, la sutil diferencia entre tomar asiento o sentarse y dejarse caer, lanzarse, abordar, aterrizar en la silla, sillón o cualquier otro lugar. Qué sencillo parece el simple acto de pararse en el camino o en el salón del hogar para sentarse y qué difícil, sin embargo, resulta a veces hacerlo  con educación y elegancia. Porque a la hora de sentarse uno puede hacerlo manteniendo las formas y la compostura, tras una leve flexión de piernas, con la espalda erguida, ligeramente apoyada en el respaldo de la silla, sillón, sofá o del banco del parque público. Pero también, como decíamos anteriormente, el acto de sentarse puede convertirse en la intención de dejarse caer en el asiento, sin poner cuidado en ninguno de estos factores.

  Tras esta aclaración, lancemos un mensaje a las féminas, ya que somos las que nos ponemos faldas. La mujer debe sentarse con las piernas juntas, la espalda erguida y apoyada en el respaldo o con las piernas cruzadas. En ningún caso deberá hacerlo dejando las piernas abiertas y estiradas sobre el suelo, como si pretendiera echar una cabezadita en el sillón. Si adopta esta postura y deja las piernas estiradas y entreabiertas, es muy posible que, sin entender muy bien la razón, vea de pronto a su alrededor todo un séquito de caballeros pendientes de sus atenciones. La razón de esta aglomeración de señores a su alrededor será poder ver de cerca el bonito panorama que va a ofrecer con su manera de sentarse.

  En el caso de que se lleve pantalón, y el consejo es válido para hombres y mujeres, lo adecuado es subirse el pantalón de tal manera que no tire a la altura de las rodillas y no arrastre por el suelo, si es de largura considerable. Tampoco se trata de remangarse el pantalón dejando a la vista el final de los calcetines o medias, tan sólo hace falta subirlo un poquito para que la posición resulte cómoda y permita movilidad.

  En caso de que llevemos un abrigo o prenda de similar función, también larga, será conveniente que nos lo quitemos y lo doblemos sobre nuestras rodillas. No es elegante levantar la parte trasera del 
abrigo para sentarse y dejarlo colgado por detrás del respaldo.

  Las sillas, taburetes, sillones, etc., no se arrastran por el suelo. Si lo hacemos no resultará extraño que el dueño de la casa donde nos encontrábamos nos remita la factura del ebanista que ha pulido el parqué. Si una vez sentados necesitamos coger algo o desplazarnos por la habitación, será conveniente que nos levantemos del asiento para alcanzarlo, y no que estiremos el brazo hasta sentir dolor o que usemos el asiento como medio de transporte. Por supuesto tampoco utilizaremos la butaca de balancín, ni levantaremos las patas traseras o delanteras en un balanceo propio de los caballos de feria. Además, los pies no se ponen en la silla, ni hay que sentarse sobre las piernas cruzadas al estilo budista. Tampoco es educado sentarse en la silla o sillón de tal manera que nuestros pies y piernas lleguen a la mesa para poder apoyarlos.

  La posición de las manos y brazos, na vez sentados, también es importante. Lo adecuado es que descansen sobre el regazo o se apoyen en los brazos del asiento. Queda prohibido, en honor a la educación, cruzar los brazos por detrás de la nuca o estirarlos para desperezarse. Si tomamos asiento en un amplio sofá, ocuparemos nuestra plaza y no la del vecino, y no estiraremos nuestros brazos rodeando el respaldo de la plaza siguiente.

  Al levantarnos del asiento lo haremos con tranquilidad, sin arrastrarlo. Se trata de que la silla se encuentre ubicada en un sitio cuando la abandonemos, no diez metros más lejos. Si debemos moverla, procuraremos levantarla cuidadosamente sin hacer ruido ni rayar el suelo y, posteriormente, con el mismo cuidado, la devolveremos a la posición original.


Arantxa G. de Castro.

lunes, 15 de septiembre de 2014

EDUCACIÓN Y SENTIDO DEL HUMOR.


  Tomarse las cosas con optimismo y buen humor es una de las terapias más eficaces para ser felices. Nadie está libre de los problemas, y la gravedad de estos no se elige, sino que la propia vida la impones sin poder evitarlo. Por eso, la diferencia que hay entre una persona y otra no estriba en la ausencia de contrariedades, sino en tener las capacidad de afrontarlas con una actitud positiva. Lo cierto es que tener esta capacidad no va a solventar el problema del que se trate, pero si va ahorrarnos sufrimiento e incluso nos ayudará a suavizar el dramatismo que puede llevar implícito.

  El sentido del humor no se define como la capacidad de reír o sonreír. El concepto llega mucho más lejos y más bien puede considerarse una virtud del ser humano. Se trata de agudeza, perspicacia, de tener un talante positivo ante las dificultades de la vida. Forma parte del carácter de la persona. Si no se tiene sentido del humor es difícil adquirirlo, no es una costumbre sino más bien una cualidad.

  Los expertos han afirmado en más de una ocasión que la persona que se ríe habitualmente no sólo es más feliz sino que lleva una vida más saludable y puede llegar a vivir más años. No les falta razón, porque igual que la salud del cuerpo se traduce en la ausencia de enfermedades y en un aspecto físico saludable, la salud del alma se materializa en la alegría y en el sentido del humor. Hay que reconocer que es difícil mantener la alegría en la adversidad y que hay momentos de tristeza en los que uno " no está para nadie ". Pero no estamos refiriéndonos a los estados de ánimo temporales causados por algo circunstancial. Momentos de tristeza y alegría, de optimismo y pesimismo están presentes en la vida de todos y cada uno de nosotros. Sin embargo, dentro de ellos y como un rasgo más de la personalidad, hay quien sabe aguantar mejor el temporal. El sentido del humor depende de la capacidad de razonar, de valorar las cosas en su justa medida, de ser ecuánimes para no dramatizar los problemas, en saber enfocar una broma sin enfadarse y ser capaces de poner buena cara a los malos tiempos.

  Una vez analizado el sentido del término, bajo nuestro modesto punto de vista, no hay que pasar por alto que el sentido del humor es esencial en la educación. Una persona educada en las buenas maneras ha de saber distinguir cuando debe hacer gala de su sentido del humor, cuándo debe reírse de sí mismo y cuándo puede reírse con los demás, algo muy diferente a reírse de los demás.

  Es muy frecuente escuchar la estruendosa carcajada de una persona que no sabe qué es el sentido del humor respetuoso cuando ve a otra protagonizando una situación ridícula. Alguien que pierde el equilibrio o se tropieza y cae al suelo, o que es objeto de la burla de un tercero, es presa fácil de aquellos que alegando a su hipotético sentido del humor se ríen de la desgracia ajena. Pero resulta sencillo discernir entre el sentido del humor y la mofa o la burla. La educación implica respeto y tolerancia, por lo que las personas educadas deberán mostrar un sentido del humor en consonancia con esos valores, que no se sirva del ridículo ajeno y esté basado en una inteligencia especial para reírse de aquello que realmente puede provocar una risa sana.

Arantxa G. de Castro.

domingo, 14 de septiembre de 2014

ÁBREME LA PUERTA MADRE.


  Un Corazón con puertas abiertas es parcela colmada de mies a punto de recoger. Un Corazón con puertas cerradas es desierto agotador de cosechas. Ábreme la puerta Madre, que en la calle hay soledad, y si la puerta no se abre no existe fraternidad. En aquel pequeño pueblo de mi infancia jamás se cerraban las puertas. Por eso no tenía vivienda la soledad. Cualquier hora era buena para pedir a la vecina la levadura para amasar o el pozal para regar el portal.
 
  Otra época es la de nuestros días, en la que hemos cerrado las puertas con cincuenta cerrojos. Nos hemos refugiado detrás de esas puertas blindadas y uno tiene la sensación de que la cultura de puertas cerradas va enterrando el gozo de fraternizar. Nacen los Fanatismos, proliferan las sectas encerradas en sí mismas, hay brotes de Xenofobia y Racismo. La política de partidos nos ha enseñado que las puertas se abren para unos y se cierran para otros.
 
  No soy ciego a este tiempo de progreso, pero cada vez que una puerta se cierra, una luz se apaga en el Mundo. He mirado el fiel de la balanza al sopesar el corazón del hombre y han visto mis ojos que muchas luces se están Apagando.


No recuerdo el Autor.

EL ENFADO, " UNA CONDUCTA ESTÚPIDA ".



  Todos cada día y en ocasiones varias veces al día nos enojamos, enfurecemos y enfadamos. Esta conductas en lugar de remediar nuestros males, casi siempre los agrava.

  Unas veces nuestra cólera es motivada por la forma injusta en que nos trata la vida o una determinada persona. Otras, nuestra ira se desata porque las cosas no nos salen como esperábamos. Casi siempre detrás de nuestro malhumor se esconde la absurda pretensión de que las cosas y las personas de adapten a nuestra forma de pensar y de sentir.

  Si nos enojamos por las injusticias, el enfado es un sentimiento inútil, ya que por grande que sea nuestro malestar, la situación no cambiará: Y el resentir
 trabajará siempre en contra nuestra, pues nos producirá agotamiento nervioso e incluso afectará a nuestra salud.
 
  Cuando nos enojamos con mucha frecuencia llegamos a adquirir hábitos de malhumor que nos llevarán a aumentar la Tensión Arterial y tendrán una repercusión en el Aparato Digestivo. Por nuestro bien debemos desterrar de nuestra vida los sentimientos de cólera, que están cargados de una rabia espontánea e incontrolada que nos lleva a perder el control sobre nosotros MISMOS.
 
No recuerdo el Autor. 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

TR0Z0S POÉTICOS DE LA ADOLESCENCIA



  Cuantas veces también, en la colina,
donde te dije adiós, suspensa el alma,
mirar creía con el ardoroso
polvo que mi caballo le ventaba...
Y de mis tristes ojos, conociendo
el engaño, una lágrima brotaba.

  Y dudarlo podrás, ¡ oh !, cuántas veces,
al tiempo que del sol tras las montañas
se ocultaba la frente, y de los bosques
descendían las sombras enlutadas,
al cantar melancólico del ave
mis ardientes suspiros se juntaban...

  ¡ Oh ! cuántas noches, en sereno vuelo
el espacio cruzar la plateada
luna veía, y de mis tristes penas,
en mi ilusión, la causa le contaba...
Ella, al par que estos campos silenciosos,
también tu noble frente iluminaba.

* * *

  ¿ Quién es la ninfa de inmortal belleza
que al dulce son de la agradable ira
con célica esbelteza
danzar el alma arrebatada mira
y entrega al vagoroso
viento la trenza del cabello undoso.

  Quién es la que la blonda cabellera
de rosa ostenta y del laurel ceñida;
la que hiende ligera
el espacio, y descendida
parece de la altura
su belleza inmortal y su hermosura ?
  ¿ Quién es la que ceñida el blanco velo
en torno muestra la nevada frente ?
  ¿ La que en rápido vuelo
cruza y esbelta entrégale al ambiente,
con grata donosura,
la cándida, flotante vestidura ?

  Desde la pura celestial morada
del Olimpo parece descendida;
el fuego en su mirada,
de la lumbre inmortal brilla encendida,
y en su mejilla hermosa
el color del jazmín y de la rosa.

  Como a orillas del lago cristalino
se doblega la caña silbadora,
su talle peregrino
se mece, y es la gracia que atesora
y la presteza tanta
que apenas toca el suelo con la planta.

  El fuego del amor arde en sus ojos,
el carmín de la rosa en sus mejillas
se muestra, y en los rojos
labios divinos de su boca brilla
sonrisa encantadora
que roba el corazón y lo enamora.

* * *

La luna entre las nubes se escondia
en silenciosa oscuridad el valle
yacía perdido, sólo interrumpía
la profundad quietud que allí reinaba
el viento, que formaba,
en el vecino bosque dilatado,
un ruido manso, lento, compasado...

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER.

A LA VIRGEN MARIA.



Zagala divina
bella labradora,
boca de rubíes,
ojos de paloma,
altísima Virgen,
soberana aurora,
arco de los Cielos
y del sol corona:
tantas cosas cuentan
sagradas historias
de vuestra hermosura,
que el alma me roban;
que tenéis del Cielo,
morena graciosa,
la puerta en el pecho,
la llave en la boca.
Vuestras gracias me cuentan,
zagalas hermosa,
mientras más me dicen
más me enamoran.
Que tenéis la cara
como cuando llora
sobre blancos lirios
la mañana aljófar;
que sois nieve pura
sobre quien deshojan
purpúreos claveles
o encarnadas rosas.
Yo no sé quién sirve
hermosuras locas,
flores de la tierra
que la muerte corta
y deja de amores,
divina señora,
a cuya belleza
la luna se postra.
Vuestras gracias me cuentan,
zagala hermosa,
mientras más me dicen
más me enamoran.

Lope de Vega.

lunes, 8 de septiembre de 2014

EL SOBRIO Y EL GLOTÓN.



    Había en un lugarón
dos hombres de mucha edad,
uno de gran sobriedad
y el otro gran comilón.

  La mejor salud del mundo
gozaba siempre el primero,
estando de enero a enero
débil y enteco el segundo.

  " ¿ Por qué, el tragón dijo un día,
comiendo yo mucho más,
tú mucho más gordo estás ?
No lo comprendo a fe mía ".

  " Es, le replicó el frugal,
y muy presente lo ten,
porque yo digiero bien,
porque tú digieres mal ".

  Haga de esto aplicación
el pedante y presumido,
si poque mucho a leído
cree tener instrucción.

  Y siempre que a juzgar fuere
la regla para sí tome:
No nutre lo que se come,
sino lo que se digiere.

Concepción Arenal.














PARA QUE EL MUNDO SEA HABITABLE PARA EL HOMBRE.


Siento una compasión infinita por el hombre, ese pequeño, admirable ser que vive y muere entre piedras y hormigón, siempre apurado por vías rápidas, molesto por su presión y afectado por males del hígado y del corazón, lleno de problemas, y siempre a la búsqueda, pero generalmente muerto antes de haber encontrado.

Phil Bosmans.

LA VUELTA DEL DESTIERRO.



  Victorioso vuelve el Cid
a San Pedro de Cardeña
de las guerras que ha tenido
con los moros de Valencia.
Las trompetas van sonando
por dar aviso que llega,
y entre todos se señala
el relincho de Babieca.
  El abad y monjes salen
a recibirlo a la puerta,
dando alabanzas a Dios
y al Cid mil enhorabuenas.
  Apeóse del caballo
antes de entrar en la iglesia,
tomó el pendón en sus manos
y dice de esta manera:
  - Salí de ti, templo santo,
desterrado de mi tierra,
mas ya vuelvo a visitarte
acogido a las ajenas.
  Desterróme el rey Alfonso
porque allá en Santa Gadea
le tomé su juramento
con más rigor que él quisiera.
  Las leyes eran del pueblo,
que no excedí un punto de ellas,
pues como leal vasallo
saqué a mi rey de sospecha.
  ¡ Oh envidiosos castellanos,
cuan mal gapáis la defensa
que tuvisteis en mi espada,
ensanchando vuestra tierra !
Veis, aquí os traigo ganado
otro reino y mil fronteras,
que os quiero dar tierras mías
aunque me echáis de las vuestras;
pudiera dárselo a extraños,
mas para cosas tan feas
soy Rodrigo de Vivar,
castellano a las derechas.

Anónimo.

domingo, 7 de septiembre de 2014

PUES, ¿ QUÉ SOY YO SIN LOS DEMÁS ?


la vida se vive con los demás.
Vivir con los demás significa
que tengo que compartirlo todo
con ellos.
No puede pasarles nada
por culpa mía.
Tengo que aceptarlos,
acogerlos
y quererlos.

Sin los demás,
la vida, el amor y la felicidad
son una utopía.
Estamos enlazados unos con otros
mediante infinidad de hilos.
Una vida depende de otra vida
y ninguna se desarrolla
sin los demás.

Sólo puedo desarrollarme
con ayuda de los demás.
No sólo los necesito
porque significan tanto para mí.
Los necesito también
porque puedo hacer mucho por ellos.

Tengo ojos para descubrir a los demás,
oídos para escucharlos
pies para acercarme a ellos,
manos para tendérselas
y un corazón para amarlos.
Las flores deben ser hermosas
Las personas tienen que ser buenas.

Phil Bosmans.

" PIES Y ALAS " ¡ TÚ PUEDES SER ÁGUILA !


Lo más importante para nuestra nación no es el
producto nacional bruto, ni la renta " per cápita ",
ni los triunfos deportivos o artísticos sino " la
clase de personas que produce " y el nivel de feli-
cidad que gracias a ellos, éstas llegan a conse-
guir.

Prof. SALVADOR ISERLO.


  Hay muchas águilas que al vivir entre " gallinas " se dejan arrastrar por la vida rutinaria y vulgar y nunca descubrirán que han sido creadas para volar muy alto. Pasarán el resto de su vida picoteando en el suelo del gallinero de su pequeño mundo, sin darse cuenta de que ejercitando sus alas podrían hacer maravillas.
  Todos tenemos pies y " alas " ¡ tú también ! Hay infinitos caminos para dedicar la vida a un gran ideal y avanzar hacia su realización. Cada uno debe buscar el suyo. En Vuela Alto sólo intento mostrar como trato yo de buscar el mio. Todos somos " águilas" o genios en potencia que podemos triunfar en todas las facetas de nuestra vida.
  ¿ Y por qué crees que tú no eres uno de ellos ?

  ¡ Puedes ser lo que tú quieras y pronto !
Sólo puedes encontrar un obstáculo. ¡ Tú
mismo !
  Si tú lo deseas ardientemente, si tú pones
ilusión y voluntad, trabajo y constancia, pul-
verizarás cualquier  otra dificultad que surja.
No lo dudes. ¡ Tú puedes !
Cuando lo descubras tu vida cambiará.
No se trata tanto de cambiar el mundo,
como de CAMBIAR TU MUNDO.
SI TU CAMBIAS A MEJOR TU
MUNDO, EL MUNDO SERA MEJOR.
Los que aceptan el reto de perfección, de
amor o de lucha que nace en su corazón ha-
cen maravillas.
Los sueños de un gran ideal, de un gran
amor, de una vocación sublime no están re-
servados a unos pocos privilegiados.
La vida de vuelo alto se nos ofrece gra-
tuitamente a todos, pues los " hombres
águila " que pueden VOLAR ALTO EN SU
VIDA no nacen ¡ se hacen !
Es cuestión de entregarse con ilusión, li-
bre, absoluta e irrenunciablemente a la gran
tarea del autodesarrollo total: mente, cuer-
po y espíritu - para que todos nuestros actos
y nuestro tiempo estén empapados de amor
y de deseos de hacer el bien para poder de-
dejar el mundo mejor de lo que lo encontra-
mos y así nuestros semejantes y tú mismo
añadas no sólo años a tu vida sino lo que es 
más importante AÑADAS VIDA A TUS
AÑOS.

¡VUELA ALTO ! no lo dudes, TU PUÉ-
DES VOLAR MAS ALTO EN TU VIDA:
PERSONAL, FAMILIAR, PROFESIO-
NAL, RELIGIOSA, ESPIRITUAL O SO-
CIAL, ¡ TU PUEDES ! 


Jaime Borrás.
 
  

sábado, 6 de septiembre de 2014

UNA NUBE.


- No hay posibles hogaño pa eso -
dijo el padre de ella:
y el del mozo exclamó pensativo:
- Pues entonces hogaño se deja,
porque yo también ando atrasao
con tantas gabelas...
Que se casen al año que viene,
dispués de cosecha,
y hogaño entre dambos
le daremos tierra
pa que el mozo ya siembre pa ellos
esta sementera -.
Y el mozo y la moza,
rojos de vergüenza,
lo escucharon humildes y mudos,
sin osar levantar la cabeza.Y el mozo labraba,
derramaba las siete fanegas,
regaba su trigo
con sudor de la frente morena,
y en sus sueños lo vio muchas veces
maduro en las tierras,
cargado en el carro,
junto ya en las eras,
limpio ya en las trojes,
blanqueadas tres veces por ella...
¡ Agosto lejano !,
¿ no vienes ? ¿ no llegas ?

Agosto ya vino;
su sol ya platea
los inmensos tablares de espigas
que doblándose henchidas revientan...
¡ Qué hermosa la hoja !
¡ Contento de verla !
¡ Qué ondear tan suave  los ojos !
¡ Qué música aquélla,
la del choque de tantas espigas
que la brisa a compás balancea !
¡ La brisa ! ... ¡ La brisa !...
Una tarde radiante y serena
sopló más caliente,
sopló con más fuerza,
humilló las espigas al suelo,
revolvió la tranquila alameda,
levantó remolinos de polvo,
trajo nubes negras
que azotaron al suelo con gotas
calientes y gruesas...
Se pusieron los valles obscuros,
se pusieron violáceas las sierras,
y fatídica, ronca, iracunda,
vengadora, cercana, tremenda,
zumbó la amenaza,
vibró la centella,
que rayó con su látigo el vientre
de la nube cargada de piedra...
¡ Y la nube en los campos inermes
derrumbó aquella carga siniestra !...

¡ Qué triste la hoja !
¡ Pena da verla !
¡ Ya no pueden los mozos casarse
cuando ellos quisieran !
¡ Qué triste está el mozo !
¡ Como llora ella !...
Y es bueno que esperen,
¡ que no es firme el amor que no espera !


JOSÉ Mª GABRIEL Y GALÁN.

UN APLAUSO PARA EL CIELO Y LA TIERRA.



El sol no pasa de largo ante nadie.
Si no te ocultas en las sombras,
tampoco a ti te abandonará.
Mira cómo canta la alondra
en el cielo.
Canta, porque no tiene que pagar
ningún alquiler.
Mira hacia el cielo y canta tú también,
porque, gratuitamente,
te alumbra el sol.
Phil Bosmans.

EL ZAPATERO REMENDÓN.


  No vayas a pensar, lector amigo, que intento endosarte un artículo de costumbres, cuyo protagonista sea el zapatero de viejo o remendón; nada de eso. Mal pudiera, por otra parte, llevar a cabo aquel propósito quien nada entiende de remontas, tacones y medias suelas. Mero narrador, me limito a referirte una historieta.

  No siempre los proverbios son verdades inconcusas* y a veces la excepción confirma la regla. Nadie está contento con su suerte, dio el Sabio*, y repetimos cuando se nos antoja los ignorantes, y lo repetimos en latín para que mejor nos entiendan. Pues bien, un zapatero remedón de cierta ciudad antiquísima, cuyo nombre no quiero escribir, desmintió con su conducta al sabio y al proverbio.

  Es el caso, y va de cuento, que nuestro zapatero y su mujer habitaban un sotabanco en cierto callejón de mala muerte, al que caían ventanas del palacio episcopal. Tan pobres eran los zapateros como observador y caritativo el señor Obispo su vecino; pero, no fue la extremada pobreza, sino la imperturbable conformidad y buen humor del matrimonio zapateril, lo que chocó al señor Obispo.

  Levantábanse los zapateros al romper el alba, abrían la puerta de su choza, y en tanto que el marido recogía y ordenaba para el trabajo las herramientas de su oficio, la mujer barría y regaba el trozo de calle fronterizo a su morada. Sentabánse después sobre el umbral de la puerta, y machaca que te machacarás él y cose que te coserás ella:con tachuelas y cáñamo encerado remendaban botas y zapatos, que a su dueño llevaba presurosa la zapatera, para con el producto del remiendo cubrir después los nada blancos manteles.

  Inútil es advertir que continuas canciones entonadas a dúo, con el monótono repiqueteo del martillo por acompañamiento, y conversaciones animadas y picantes, sazonaban el trabajo del día. Apenas el toque de oraciones anunciaba en la torre de la inmediata catedral la hora de comer, recogían sus bártulos y, sin pasar al comedor, sobre la mesita de las herramientas colocaban sus cebollas o sardinas asadas, que con un pan moreno de a libra, repartían entre los dos amigablemente y devoraban en pocos segundos, con tanto placer como provecho. Levantados los manteles del banquete opíparo, repetíanse las canciones, la charla, el martilleo y las idas y venidas de la zapatera para el buen servicio de sus parroquianos. La cena, semejante a la conida, daba por terminado el jornal; y cuando todo mochuelo regresaba a su olivo, recigíanse los zapateros a su choza, durmiendo en ella a pierna suelta el sueño de los felices.

  El señor Obispo, que desde la ventanas de su palacio espiaba a sus vecinos, al ver tanta resignación unida a pobreza tanta, se compadeció del matrimonio, y llamando al zapatero, le dijo:

  -Me han dicho que usted es maestro en el oficio: ¿ por qué, pues, no pone zapatería de nuevo ?
  -Señor - contestó el zapatero -, si no tenemos para comer, ¿ Cómo quiere su ilustrísima que compre los materiales necesarios ?
  -No hay que apurarse por tan poca cosa. Tome usted cien duros y empléelos en lo que tenga por conveniente.
  -Pero, señor, ¿ cómo he de pagar yo ?...
  -Ya están pagados. Conque a trabajar, continuando tan buen hombre de bien como hasta el presente, y a ver si logra usted un capitalillo para la vejez.
  Lleno el zapatero de asombro, dio torpemente las gracias a su ilustrísima, bajó de cuatro en cuatro las escaleras de palacio, y voló en busca de su mujer, la cual medio perdió el juicio al ver tanto dinero en sus manos. Recogieron las herramientas y las botas y zapatos a medio remendar, y entraron en la casa a resolver el arduo problema.
  ¿ Qué iban a hacer con aquellos cien duros ?
  Por de pronto, concluyó el trabajo, dejaron el umbral de la puerta, callaron sus gargantas y huyeron las conversaciones picantes de sus labios. Verdad es que aquel día  no comieron sardinas y cebollas asadas, según inveterada costumbre: pero también es cierto que desvelaronse de tal manera pensando en que podían robarles durante la noche su tesoro, pues no había llave ni cerradura alguna en la casa, que a la postre se coló la aurora, no por las rosadas puertas de oriente, sino por la lóbrega de la habitación zapateril, sorprendiendo al matrimonio con algunos reales más que de costumbre, pero con mucha menos calma y alegría que de ordinario.

  Transcurrieron varios días en situación tan angustiosa y sin que ninguno de los cónyuges se atreviese  a tomar una resolución definitiva, hasta que cayendo al fin el marido en la cuenta, y obtenido el beneplácito de su mujer, tomó el dinero y se lo devolvió al señor Obispo, diciéndole:
  -Señor, cuando éramos más pobres que las ratas, sobraban en mi casa tranquilidad, alegría y buen humor. Desde que su ilustrísima nos dio estos dos mil reales, no hemos vuelto a ver hora buena. Conque aquí los tiene su ilustrísima, y Dios premie en la gloria su caridad.
  Suspenso el señor Obispo, tomó el dinero instintivamente, y por primera vez en su vida dudó de la exactitud del proverbio salomónico arriba dicho: Nadie está contento con su suerte.

Polo y Peyrolón, Manuel - Cañete, prov, de Cuenca ( 1864-1919 ).- Catredrático de Psicología. Escribió, además de sus libros de texto y otros de carácter científico multitud de obras de propaganda católica, algunas en forma de novelas, cuentos y diálogos.

* * *

  Nobleza sin virtud es luz que alumbra más y más los defectos de quien lo posee.

viernes, 5 de septiembre de 2014

A TI...


A los que luchan por los grandes ideales.
A los que sueñan y trabajan para transformar el mundo.
A los que nacieron para darse sin permanecer en si mismos.
¡ A ti !
  Que no te conformes con vivir una vida gris... y deseas ¡ volar alto !
  Que deseas ser más feliz.
  Que amas la vida y sientes la ilusión de vivir.
  Que necesitas un poco de " aire puro".
  Que buscas nuevos horizontes para tu vida y quieres preparar tu futuro con responsabilidad.
  Que buscas una oportunidad para hacer realidad tu sueño, tu ideal.
  Que deseas hacer " algo grande " en tu vida.
  Que necesitas luz porque todavía no has encontrado tu camino.
  Que te sientes condicionado y a veces arrastrado por el torbellino del materialismo y de la sociedad de consumo.
  Que tienes ansias infinitas de amar y ser amado.
  Que padeces la terrible soledad de vivir en compañía.
  Que sufres inseguridad, timidez, desaliento, tristeza o depresión.
  Que dudas y casi has perdido la fe en la humanidad y en Dios.
  Que sueñas con encontrar en tu compañero amistad y amor hecho de ternura, poesía y detalles.
  Que deceas ser más amigo de tus hijos y ayudarles a ser mejores.
  Que deseas triunfar en tus estudios, en tu vida personal, matrimonial, familiar, social y profesional.
  Que has decidido avanzar hacia " el invierno " de tu vida a fuerza de primaveras.
  Que quieres hacer de cada día toda una eternidad de amor.
  ¡ A ti !
JAIME BORRÁS.

A PROPÓSITO DE ESTE LIBRO.

   
   La vida es corta.
Para muchas personas,
está llena de problemas.
La mayoría de los seres humanos
carecen de una vida auténtica.
   Es importante que sepamos
festejarla y protegerla,
y luchar contra la muerte
y el sufrimiento.

Cada día, millones de personas se ven involucradas en confrontaciones que conlleva hambre y violencia. Diariamente vemos estas realidades en el televisor, y las encontramos terribles, inauditas e incomprensibles. No obstante, nada cambia. Continúan los crímenes y la guerras; el dolor y el sometimiento no cesan.

Con frecuencia nos alarmamos no sólo porque tres condiciones previas y fundamentales para la vida, como son el aire, el agua y la tierra, son ensuciadas incesantemente, sino también porque estamos agotando sin consideración alguna los recursos y las reservas naturales que propician la vida. Situación dramática ésta para toda forma de vida sobre el Planeta. No disponemos de otro Arca de Noé.
Y comenzamos a hacernos preguntas; pero preguntas erróneas. Exigimos una política más eficiente, más cárceles, asilos y campos de acogida, más decretos para paliar la pobreza; como si los servicios para la " reparación de seres humanos " consiguieran acaso ocultar la auténtica causa de la que emerge el sufrimiento. Las verdaderas preguntas implícitas en el núcleo del problema, son: ¿ Qué carencias inducen a los seres humanos a buscar consuelo en las drogas ? ¿ Por qué son tan desdichados ? ¿ Por qué padecen tanto ? ¿ Por qué se convierten en asesinos ?

   Al ser humano le falta algo,
algo imposible de adquirir con dinero:
amor, alegría, paz y frutos del espíritu.
   Quien no obtiene amor,
quien no conoce la alegría y carece de paz,
tampoco tiene una vida verdadera.

Nuestro mundo se nos está haciendo pequeño. Se ha convertido en un pueblo, cuyas delimitaciones ahora conocemos. Sabemos cuan sensible y susceptible de ser lastimado es todo cuanto nos rodea. Mucha belleza, vastas dimensiones de la naturaleza; y también mucho amor, se han perdido irreversiblemente debido al afán de poder del ser humano.

A este mundo ya no lo salvarán el intelecto, la técnica o la ciencia; ni siquiera las inacabables conferencias.
El estilo de vida de las sociedades modernas se caracteriza por un ansia animal, que no guarda relación alguna con las auténticas necesidades humanas. El ser humano se halla desarraigando, enemistado consigo mismo y con la naturaleza. Ha perdido su memoria. Ya no sabe de donde viene, ni hacia dónde va. Vive sin sentido, sin perspectiva. Se ha vaciado de si mismo, y no consigue ya disfrutar genuina y verdadera mente.

Apenas tiene noción del día o de la noche, de la tierra o del cielo. Ignora la significación de ser y sentirse ser humano, y nada comprende del amor y de la ternura. El vacío y la oscuridad dominan su fuero interno. Ya no tiene visión de futuro. Y donde no existe perspectiva de futuro, no caben ni sueños ni ideales. Ahí no predomina la alegría de vivir, sino únicamente embrutecimiento y obnubilación.

El materialismo ha penetrado hasta la capa más honda del pensamiento. El pensamiento espiritual es reprimido mediante otros de índole comercial o técnica, a fuerza de afán de poder y consumismo. Nos hallamos ante una devastación anímica, jamás conocida hasta ahora en el transcurso de la Historia. Los seres humanos viven y mueren hoy en día entre asfalto y hormigón. Se acosan todo el día y, al caer la tarde exhaustos, oscilan entre la enajenación y el desequilibrio emocional. Permanecen clavados a sus problemas, continuamente inmersos, sin embargo, en la búsqueda de algo nuevo.

   El mundo en que vivimos
se ha convertido en un desierto espiritual.
Pero con ese mundo no debemos identificarnos.
   Tenemos que transformar ese desierto.
A pesar de que cada cual se sienta imponente,
debe intentar cambiarlo.
Aún podemos empezar todos
con un pequeño oasis.

Necesitamos una nueva primavera, una primavera del espíritu, una primavera del corazón. Debemos renovarnos. Levantémonos de esa sombría noche que es el cansancio de vivir. Alcémonos hacía un mañana lleno de amistad, de sol, de pájaros y de flores. Despertemos de ese sueño invernal que es nuestra desilusionada existencia, y alcémonos hacía un nuevo comienzo, hacía esperanzas nuevas, hacia una vida mejor. Tenemos que motivarnos, para volver a sentir entusiasmo.

¡ Aplaudamos a la vida !
Eso implica:
Aplaudir al cielo y a la tierra,
   a la noche y al día,
al valor de sentirnos seres humanos,
   al corazón y a la alegría,
   a ti y a los otros,
   al amor y a la ternura,
   y a un mundo nuevo.

Phil Bosmans.





jueves, 4 de septiembre de 2014

FECUNDIDAD



 I

       Mucho más alto que los anchos valles,
honda vivienda de la gres humana;
mucho más alto que las altas torres
con que los hombre a los siglos hablan;
mucho más alto que la cumbre arbórea
llena de luz de la colina plácida;
mucho más alto que la alondra alegre
cuando en los aires la alborada canta;
mucho más alto que la línea obscura
que hay de la sierra en la fragosa falda,
donde empieza el imperio de las fieras
y las conquistas del trabajo acaban...
Allá, en las cumbres de las sierras hoscas;
allá, en las cimas de las sierras bravas;
en la mansión de las quietudes grandes,
en la región de las silbantes águilas,
donde se borra del vivir la idea,
donde se posa la absoluta calma,
su nido asienta los silencios grandes,
el tiempo pliega sus gigantes alas
y el espíritu atento
siente flotar en derredor la nada...;
allá, en las crestas de los riscos negros,
cerca del vientre de las nubes pardas,
donde la mano que los rayos forja
las detonantes tempestades fragua,
allí vivía el montaraz cabrero
su tenebrosa vida solitaria,
melancólico Adán de un paraíso
sin Eva y sin manzanas...
   Las sierras imponentes
le dieron a su alma
la terrible dureza de sus rocas,
la intensa lobreguez de sus gargantas,
las sombras tristes de sus noches negras,
la inclemencia feroz de sus borrascas,
los ceños de sus días cenicientos,
las asperezas de sus breñas bravas,
la indolencia brutal de sus reposos
y el eterno callar de sus entrañas.
   Jamás movió la risa
los músculos de acero de su cara,
ni ver dejaron sus hirsutos labios
unos dientes de tigre que guardaban.
   Un traje de pellejo,
que hiede a ubre de cabras
y suena a seco ruido
de frágil hojarasca,
cubre aquel cuerpo que parece un diente
del risco roto de la sierra parda.
   ¡ Oh ! Cuando tenue en las rocosas cumbres
la aurora se derrama
sus ámbitos tiñendo
de dulce luz violácea,
ya el solitario en el peñón la espera
mirando a Oriente con quietud de estatua;
viva estatua musgosa
que siempre a solas con el tiempo habla;
esfinge viva que plegó su ceño
porque la vida le negó sus gracias,
porque azotó la soledad sus carnes;
porque el reposo congeló su alma...
   Y luego, cuando abajo
se muere el día de tristeza lánguida
y se ponen las peñas de las cimas
tristemente doradas,
y luego grises, y borrosas luego,
y al cabo negras, con negruras trágicas,
mirando hacia Occidente,
donde aguda granítica atalaya
recibe inmóvil el Adán salvaje
la noche negra que la sierra escala...
   ¿ No habrá creado Dios un sol que rompa
la noche de aquel alma
y en luz de aurora fructuosa y bella
la bañe las entrañas ?


II

   Bajó una tarde de las altas cumbres,
vagó errabundo por las anchas faldas
y se asomó a la vida de los hombres
desde la orilla de las bruñas agrias.
Subió otra vez a su salvaje nido,
tornó a bajar a la vivienda humana
y ya movió la risa
los músculos de acero de su cara,
y sus dientes de tigre, descubiertos,
dieron reflejos de marfil y nácar,
y el hosco ceño despojó la frente,
y se hizo dulce y mansa
la dulzura feroz brava y sañuda
de aquel mirar de sus pupilas de ágata...:
   Cortó un lentisco y horadó su tallo,
pulió sus nudos y tocó la gaita,
 y oyó por vez primera
la sierra solitaria
música ingenua, balbuciente idioma
que al hombre niño le nació en el alma,
¡Cantó la estatua al declinar la tarde!
¡Cantó la esfinge al apuntar el alba!
   Y una que trajo de color de oro
mayo gentil espléndida mañana,
con sol de fuego  que arrancó resinas
de las olientes montaraces jaras,
e hizo bramar al encelado ciervo
junto al aguaje en que su sed templaba,
e hizo gruñir al jabalí espantoso,
e hizo silbar a las celosas águilas
que por encima de los altos riscos
persiguiéndose locas volteaban...;
una mañana que vertió en la sierra
toda la luz que de los cielos baja,
todas las auras que la sangre encienden,
todos los ruidos que el oír regalan,
todas las pomas que el sentido enervan,
todos los fuegos que la vida inflaman...;
por entre ciegas madroñeras húmedas,
por entre redes de revueltas jaras,
por laberintos de lentiscos vírgenes,
y de opulentas madreselvas pálidas,
y de bravíos y vigorosos brezos,
y de romeros cuyo aroma embriaga,
el solitario montaraz subía
rompiendo el monte con segura planta
y abriendo paso a la cabrera ruda
que vio del monte en la fragosa falda,
y fue a buscar a la vecina aldea
cual lobo ambriento que al aprisco baja.
En derechura al nido de la cumbre
radiante de alegría la llevaba.
Eva morena, de las breñas hija
y de ellas locamente enamorada,
iba a la cumbre a coronarse sola
reina de la montaña.
   Como membrudo corredor venado,
rompe el cabrero las breñosas mallas;
como ligera vigorosa corza,
de peña en peña la cabrera salta.
Corren así temblando de alegría,
cuantas parejas por la tierra vagan,
pero ninguna tal gentil y noble
subiendo va cual la pareja humana,
que Amor le dice que la altura es suya
porque es del rey el elevado alcázar,
y es para el lobo la maraña negra
de la húmeda garganta,
y es para el feo jabalí el pantano
donde el camastro enfanga,
y es para el chato culebrón la grieta
de ambiente frío y tenebrosa entrada...



III

    Y vi una tarde el amoroso idilio

sobre la cima de la azul montaña:
un sol que se ponía.
una limpia caseta que humeaba,
una cuna de helechos a la puerta
y una mujer ante la cuna canta...
Y el hombre en un peñasco
tañendo dulce gaita
que va atrayendo hacía el dorado aprisco
los chivos y las cabras...

JOSÉ Mª GABRIEL Y GALÁN.